No es Madrid una plaza sencilla para el vino de Rioja, donde ahora mismo hay un importante nicho ‘enófilo’ creciente pero que, desgraciadamente, apenas se fija en lo que sucede en la principal denominación de origen del país. Lo que se lleva son propuestas que, desde cualquier rincón de España, venden productos ligados al terruño (quizá alguno demasiado supuestamente pero ya se sabe cómo son las modas) y ajenos en muchos casos a las reglas e incluso a las disciplinas de las denominaciones de origen. Así lo pude comprobar in situ esta semana en La Canníbal, uno de los garitos vinícolas de moda en estos momentos que despacha vinos tanto en grifo (graneles) como en botellas y donde apenas si pude encontrar media docena de referencias de vinos de Rioja en su amplia carta.
En este contexto, Bodegas Familiares de Rioja arriesgó y se presentó esta semana ante los madrileños como Rioja pero con un discurso muy diferente basado en la diversidad: de suelos, zonas, climas, variedades y estilos de las 31 bodegas que, en una cata exclusiva cerrada al público en general reunió a 300 profesionales del sector y 50 medios de comunicación. Las bodegas se agruparon por comarcas naturales y el viaje propuesto por la diversidad de tempranillos, por la extraordinaria versatilidad de las garnachas, de los gracianos, las maturanas… lo ‘petó’, con lo que a lo mejor hay que plantearse que, si Rioja no está de moda, es porque el ‘discurso’ más convencional del crianza ya no sirve. Rioja es la región española con mayor diversidad vitícola, con siete ríos que forman siete valles en el torno al Ebro, ’emparedada’ entre dos sistemas montañosos como la Sierra de Cantabria y la Demanda, diferentes tipos de suelo y con un catálogo varietal suficientemente amplio como para producir vinos extraordinariamente diferentes. Rioja es la región con mejor preparación profesional y, como demostraron las Bodegas Familiares, con talento joven.
En la cata se presentaron algunos vinos que se etiquetarán en breve como viñedos singulares, otros ya reconocidos como municipio y otros que, por criterio personal del productor, todavía no se han acogido a estas nuevas categorías pero que espero que lo hagan en el futuro. El tímido viaje emprendido por el Consejo Regulador hacia el viñedo -en ocasiones parece que se está pidiendo disculpas- puede abrir un abanico extraordinario de posibilidades porque la riqueza está ahí, en la diversidad, como se demostró en Madrid. “Sorprendentes y maravillosos vinos…, que sean muchas ediciones…”; “Vinos auténticos, de raza y bravío, de carácter y personalidad, de sabor y tradición”; “El día que me reconcilié con Rioja… Fantásticos vinos”; “todo un descubrimiento”; “Nuevos aires, que dan la idea de que Rioja contiene varias riojas y todas ellas sabrosas y estimulantes para los sentidos”. “Los Riojas de pueblo o cuando los protagonistas son la tierra y la viña, nada de ‘Riojitas cobardes’”… Son algunos de los comentarios de las redes sociales sobre el evento, insisto de sólo profesionales. A ver si nos descubrimos a nosotros mismos.