Pura ilusión la de Miguel, nuestro siguiente protagonista del club de catas. Las plazas se acabarán rápido pero os lo recomiendo. Para inscribirse puedes pinchar aquí. A continuación, la crónica con los vinos que probaremos:
«Las viñas están llenas de historias». Una memoria que se han ido perdiendo y contra lo que se ha rebelado Miguel Martínez, un joven viticultor de Sojuela (Ojuel Wines) que hereda de sus abuelos la pasión y la tradición por el cultivo de la vid en una de las zonas más frías y difíciles de Rioja: «Mi padre vivió el éxodo rural de los años 60 y trabaja en el sector bancario, mientras que yo aprendí de las viñas con mi abuelo, de aquella generación para las que las uvas eran tan vitales para la subsistencia como los cerdos, las gallinas o la huerta». El viticultor rompió en el año 2010 con el statu quo y, con medios modestos (en la actualidad busca una bodega de alquiler para ampliar sus limitadísimas elaboraciones), decidió comenzar a circular en ‘sentido contrario’:«Lo que te enseñan académicamente es agricultura moderna, concentraciones parcelarias, métodos casi intensivos, pero mi entorno, Sojuela, es muy distinto, con minifundios trabajados a mano…». «Preferí ‘perder’ el tiempo y escuchar a los abuelos, a quienes conocían los viñedos para hacer algo diferente, mis vinos, ni los mejores ni los peores, pero míos». Miguel Martínez, Ojuel Wines, cultiva 10 hectáreas de viña que ha clasificado en 34 parcelas. Por supuesto, todo en ecológico, pese a que Sojuela no es una de las zonas más sencillas para dicho cometido:«No entiendo la viticultura de otra forma, pero tampoco es para tanto;el tema ecológico es como un móvil nuevo, la primera semana estás perdido y luego aprendes», argumenta. La cata El joven viticultor presentará el próximo día 6 de abril (a las 20.30 horas, con cincuenta plazas para los primeros inscritos a un precio de seis euros por persona) cinco de sus vinos para los aficionados del club de catas de lomejordelvinoderioja.com: un blanco, dos tintos de diferentes añadas y dos extraordinarios tintos dulces de uvas pasas que Miguel Martínez ha rescatado del olvido a base de mucho esfuerzo (el ‘supurao’). Ojuel Blanco Fuente León 2015 es una elaboración en la que el joven viticultor mezcla uvas de tempranillo blanco y garnacha blanca con una fermentación en barrica y que acaba de embotellar de la última cosecha:«En Sojuela tenemos viuras de 60/70 años que están en plenitud, con las que ya estoy trabajando algún vino, pero en este caso son uvas de cepas hincadas hace 5 años en un carasol de una zona muy fresca, muy apta para blancos». Ojuel Tinto 2013 y Ojuel Tinto 2014 son las primeras elaboración «con tecnología en condiciones» de Miguel Martínez. «La verdad es que me ‘cubrí de gloria’; son dos añadas muy difíciles pero me siento muy a gusto con la mezcla varietal [tempranillo, garnacha y maturana tinta],con una fermentación y crianza durante un año en barrica»:«Son uvas históricas de Rioja y que, con nuestro clima, ofrecen un vino diferente, nada ‘típico’ de Rioja, con una acidez marcada, pero, al menos mi juicio, nada agresiva». Ambos vinos muestra perfectamente la idea que Miguel Martínez tiene en la cabeza:fruta, escasa madera, con una acidez característica y vida por delante. El supurao El supurao es una elaboración tradicional de Rioja. Quien no recuerda haber visto en alguna ocasión en el pajar o el ‘alto’ de la casa racimos de uva pendiendo de las colgaderas para su pasificación. Las abuelas procuraban las pasas de Nochevieja y los abuelos elaboraban aquel vino dulce auténtico desecado de forma 100% natural. Miguel Martínez ha recuperado las colgaderas y el ‘supurao’ e incluso, después de una dura batalla burocrática, ha logrado el amparo de la DOC Rioja. El viticultor presentará en la cata las añadas 2013 y 2015 de su Ojuel Supurao, un vino estrictamente artesanal (un 20% de rendimiento) que, entre otros premios, sorprendió al ganar el máximo galardón del concurso Only Wine del Basque Culinary Center. «Es el vino al que más cariño le tengo porque intento recuperar una tradición olvidada», confiesa Martínez. Y, cuidado, porque en la cata sorprenderá: dulce, natural, pero con una acidez y frescura que le diferencia de otras producciones similares más comunes del sur de España: «La tradición dice que los padres elaboraban un ‘supurao’ cuando nacía una hija y lo bebían el día de su boda». «Es decir –continúa–, creo que son vinos de larga guarda y con un extraordinario potencial de envejecimiento, pero no hemos hecho más que empezar; no puedo correr el tiempo para comprobarlo». En este sentido, Miguel Martínez explica que «especialmente con este vino trabajo por intuición, es un mundo nuevo de prueba, ensayo y ‘error’, sin protocolo de elaboración». De momento, los aficionados de lomejordelvino de Rioja podrán probrar las añadas 2013 y 2015 del Ojuel Supurao, una producción de apenas 1.800 botellas de 50 centilitros.