¡Noticia de última hora! El Parlamento impulsa la apreciación sensorial como asignatura en España. Ja! Eso nos gustaría para nuestr@s hij@s. Pero no. La noticia es que el juego del ajedrez (y no el juego de los sentidos) es la asignatura que se pretende incorporar como asignatura en las escuelas.
Conste que entiendo eso está bien si es cierto que ello tiene beneficios pedagógicos. Pero ¿qué hay de los beneficios de enriquecimiento personal que aporta el adiestramiento en el ejercicio de la cata de los productos agroalimentarios que diariamente consumimos? Conocer el funcionamiento y el uso de nuestros sentidos ayudaría sin duda a las personas alumn@s en edad escolar a lograr un mejor provecho de sus capacidades sensoriales; y a un óptimo desarrollo armónico de sus facultades y distintas inteligencias.
El ejercicio de la cata o apreciación sensorial, como instrumento fundamental para descifrar los caracteres organolépticos de los productos agroalimentarios que consumimos, se ha perfilado no sólo como un modo refinado de acceder al disfrute de los alimentos y bebidas, sino también como una escuela necesaria para luchar contra la degradación de los sentidos.
Los órganos sensoriales son las puertas de la percepción. A través de ellos nos comunicamos con el mundo exterior, a la vez que nos sirven de eco para conocer nuestras propias pulsiones internas. Más aún: lo que percibimos del mundo real no es el mundo real, sino un “modelo” de este, regulado y ajustado por datos de nuestros sentidos. Conocer estos mediante una metodología docente “holística” de aprovechamiento inmediato, es una tarea inexcusable si queremos vivir con criterio y aprender a gestionar nuestras emociones.