Normalmente los nutricionistas nos volvemos un poco “tiquismiquis” en el supermercado, cuando pasamos horas y horas leyendo etiquetados en los pasillos, especialmente si se trata de la sección dedicada a productos dietéticos y alimentos infantiles.
La publicidad engañosa, los etiquetados imposibles de leer, los ingredientes con nombres indescifrables…
es realmente complicado entender todo lo que nos ofrecen y evitar que nos vendan gato por liebre (o agua por fruta en este caso).
Hace dos días me llamó la atención la etiqueta de un producto que mi hija me pedía a gritos (su abuelo le suele comprar algo similar, pero de otra marca…)
“Bien, voy a leer los ingredientes” me dije, si dicen que tiene mogollón de fruta será así, ¿o no?, pero quise comprobar si contenía azúcar añadido, algo muy común en los productos destinados al consumo infantil.
“Oye, pues sí, contiene fruta (a partir de concentrado que explicaremos en otra ocasión) y no han añadido azúcar”
Pero la sorpresa llegó al ver la parte de abajo de la etiqueta, cuando dice: en esta bolsita te encontrarás:
El zumo de ½ frambuesa, zumo de ½ fresa y zumo de 3 uvas!!!
Me entró la risa, y automáticamente pensé que aquello no solo es una tomadura de pelo sino una auténtica vacilada!! (vuelve a leerlo, sí) ¿Esto es mogollón de fruta? Venga hombre, ¿qué manera de engañar al consumidor es esta?
En los etiquetados se debe cumplir una legislación respecto al listado de ingredientes y composición nutricional, pero las dos bromas añadidas de este producto me parecen demasiado.
Puedes darle a tu hijo este tipo de productos, pero has de saber que no sólo no está consumiendo fruta (bueno sí, una cantidad ridícula) sino que su apetito no se saciará y te pedirá alimentos superfluos en cualquier momento.