Cuando tratamos de cuidarnos la línea y la salud, miramos con más detenimiento ciertos productos de consumo habitual y buscamos alternativas saludables, que sean compatibles con nuestra dieta.
Éste el caso de los lácteos, que ofrecen tal cantidad de variedad que en numerosas ocasiones nos crean mayor confusión.
Elegimos determinados lácteos porque son desnatados, enriquecidos, modificados en su composición… pero ojo, a veces no merece la pena pagar el precio de estos productos.
Veamos 5 ejemplos cotidianos:
Yogures 0% o desnatados: estos alimentos son una buena elección si queremos cuidar la línea pero no sólo debemos atender al contenido graso, que se nos indica en el porcentaje de la etiqueta. También hay que tener en cuenta el contenido de azúcar, y es que, ciertos yogures desnatados apenas llevan grasa pero sí contienen gran cantidad de azúcar, que va a boicotear igualmente nuestra dieta.
Leches enriquecidas; está bien que exista una oferta en el mercado de alimentos enriquecidos, pero en la mayoría de los consumidores no son necesarios; además, el aporte de ciertas sustancias en las leches enriquecidas es mucho mayor en otros alimentos de forma natural, por ejemplo, una ración de atún contiene unas 20 veces más omega 3 que una leche enriquecida en este nutriente.
Leche desnatada vs entera. Aunque sí es cierto que la leche desnatada aporta menos grasa que la leche entera, la diferencia es mucho menor de lo que podemos pensar. En cuanto a las calorías totales, apenas 20-25kcal por 100gr de producto diferencian un tipo de leche de otro.
Bebidas vegetales en sustitución a la leche de vaca. Si el motivo por el que se consume bebida de soja, avena u otro tipo de bebida vegetal es por reducir calorías de la dieta, es una equivocación, ya que estas bebidas suelen ser ricas en azúcares y aportan más energía que una leche de vaca entera.
Leche sin lactosa para mejorar la digestión. La lactosa es un azúcar presente en le leche. Para digerir este azúcar es necesaria la enzima lactasa. Las personas intolerantes a la lactosa carecen de esta enzima y por tanto, no pueden digerir la leche correctamente; pero lo normal es digerirla con naturalidad, independientemente de si contiene o no lactosa.
Se puede ser intolerante a otro tipo de azúcares o proteínas de la leche de vaca, por lo que eliminar la lactosa no nos asegura una fácil digestión.