El etiquetado es la información que el productor de un alimento ofrece al consumidor.
Está sujeto a leyes propias de cada país, aunque existen también normativas específicas internacionales.
Aunque en diciembre de 2014 se aprobó el nuevo reglamento nº 1169/2011 sobre etiquetado de alimentos con la finalidad de proporcionar mayor información acerca de los ingredientes, lo cierto es que todavía hay que ser un experto para entender lo que realmente significa…
Los consumidores no tenemos la capacidad de conocer si la cantidad de grasa es la que debemos tomar, qué son realmente los hidratos de carbono, si el contenido en sal que nos indica es buena o mala…
Sin embargo, sí hay varios aspectos a tener en cuenta a la hora de leer una etiqueta y no hay que tener una formación en nutrición para ello.
Importante a tener en cuenta es la lista de ingredientes de la etiqueta y saber que éstos van de mayor a menor cantidad en el producto, es decir, el primer ingrediente la lista es el de mayor proporción en la composición. Por tanto, por ejemplo, si compramos un producto a base de frutas cuyo primer ingrediente es el azúcar, quizá no estamos tomando esa fruta que pensábamos.
Cuando vemos el contenido en hidratos de carbono, éste se desglosa en azúcares simples. Podemos saber si es este azúcar es el propio del producto, como en las frutas o si es un azúcar añadido mirando la lista de ingredientes. Si aparece el tan temido azúcar, es añadido.
En la etiqueta de la imagen, podemos ver un producto derivado del cerdo (jamón de york), que contiene ésta carne en su mayor parte, pero no llega ni a la mitad. El resto de ingredientes son féculas, sal, azúcar…
Cuando observamos la cantidad de hidratos, vemos que aporte 1gr de azúcar simple (en este caso no es excesivo pero sí debemos tenerlo en cuenta)
Existe diferencia entre la fecha de caducidad de un producto alimenticio y su consumo preferente. La fecha de caducidad es aquella a partir de la el producto puede ser perjudicial para la salud. Sin embargo, la fecha de consumo preferente se refiere a la calidad del alimento; si consumimos el producto pasada esta fecha, el fabricante no garantiza su óptima calidad organoléptica, es decir, sabor, color, textura…