TERRORES NOCTURNOS
Yo también padecí mi personal mantoncillo de barrio. A diferencia de otros inquilinos de esta redacción que recuerdan vívidamente los nombres de sus quinquis de juventud, yo no tenga ni idea de cómo se llamaba el mío. Sólo pensar en él bloqueaba (entonces y ahora) mis conexiones neuronales. La que sí tengo fresco en el […]