Salvar al yayo Tasio
Volvía solo a casa pasada la una de la mañana, cuando a la altura de un Espolón ténebre y prácticamente vacío escuché un grito a mi espalda que me estremeció: «Eh tú, el de La Rioja». Lo primero que pensé fue en algún lector afrentado por mis palabras dispuesto a insultarme y/o retorcerme los dedos […]