Y ya no estaba ahí
Tasio madruga como todos los domingos para estirar las piernas y estimular el corazón.Le gusta levantarse temprano, cuando la ciudad aún no se ha desperezado. El yayo atraviesa las calles a paso de burra. Dobla las esquinas, hace cumbre en las aceras. Le gusta concluir su recorrido en El Espolón. Sentarse en uno de los […]