La primera vez
Sin previo aviso y con mucho misterio, el yayo Tasio pidió una mañana hace muchos años que me calzara para salir juntos de casa. Asido a su mano arrugada, empezamos a caminar hacia los límites de la ciudad un mocete en pantaloneta y un viejo taciturno. No abrió la boca en todo el trayecto y […]