Seres extraños
El yayo Tasio lo descubrió por casualidad. Se había aposentado en un banco de la plaza para tomar aliento antes de completar su paseo matutino y aquel ser extraño puso el culo a su lado sin cruzar siquiera un saludo de cortesaría. Mientras el yayo cogía resuello aprovechando un rayito de sol, su impresvisto compañero […]