Cuando se habla de optimismo y de cómo esa actitud puede ayudarte a vivir cada día con ilusión, se tiende a ver como una utopía. Hay investigaciones que demuestran que ser optimista , tiene beneficios físicos y psicológicos.
Si nos responsabilizamos de lo que pasa a nuestro alrededor y mejoramos día a día, podremos ser más felices porque asumimos el protagonismo de nuestra vida.
Si por el contrario, culpamos al mundo de nuestros males y esperamos cambios externos, estaremos perdidos dado que entonces, dejamos en manos de los demás nuestras vidas. Centrarnos en aspectos positivos, como la confianza, esperanza, pasión y el entusiasmo, nos hará tener una actitud acorde y por tanto, atraeremos cosas positivas.
En la mayoría de las situaciones de nuestra vida, tener actitudes positivas, conlleva afrontar de forma más adaptativa la propia realidad y recuperarse antes. Nuestra infancia y la forma en que nuestros padres nos enseñaron a vivir cada situación, nos influye directamente.
Si nuestros padres nos explicaron las cosas tal cual sucedieron, y nos enseñaron a aceptar la realidad, nosotros asumiremos que somos responsables de lo que nos pasa y que deberemos buscar soluciones a cada problema.
“La vida tiene su lado sombrío y su lado brillante; de nosotros depende elegir el que más nos plazca”.
Samuel Smiles