“El duelo es la reacción normal ante cualquier pérdida”.

La muerte de una persona querida es una de las situaciones más delicadas por las que podemos atravesar.

Se dan reacciones a nivel interno y también externo, pero hay que tener en cuenta que el duelo no es ninguna enfermedad. Provoca mucho dolor y es inevitable dado que es el precio que pagamos por el amor que sentimos por otras personas. El dolor es parte de nuestra existencia y estamos preparados psicológicamente para enfrentar pérdidas.

Cuando se pierde a una persona querida, entramos en un momento complicado y dependiendo de nuestras estrategias personales, podremos afrontarlo de una forma u otra.

En cada persona, cambian los períodos de duelo y por tanto, no podemos comparar las situaciones. El duelo requiere una respuesta personal y la duración es diferente en cada uno de nosotros.

Tras una pérdida, algo nos cambia por dentro, por lo que no puedes pretender ser la misma persona que eras antes. Atravesar dicha experiencia te hace madurar, crecer, valorar lo realmente importante y por supuesto, amar mejor. Si cada día disfrutamos de los pequeños detalles e intentamos ser mejores personas, eso nos llevará a valorar la muerte como una parte más de nuestra vida y a darle la importancia que merece, dado que en otras culturas, la muerte es otro período más de transición en nuestras vidas.

Pasar por la vida dejando una huella positiva e intentar ser optimista, son claves para relativizar estos temas y tomar cada situación como un aprendizaje.

Si dejamos que la amargura se instale en nuestro corazón, difícilmente podremos afrontar la situación de manera adaptativa.

Es normal sentir tristeza, miedo y desesperación ante la pérdida de un ser querido, pero debemos ver más allá e intentar continuar nuestra vida, sabiendo que esa persona nos quiere y le gustaría que fuéramos felices y no nos quedáramos anclados en dicho momento existencial.

Cuando vemos que una situación de pérdida nos supera, debemos acudir a un profesional y pedir ayuda. No significa debilidad sino fortaleza y ganas de querer seguir adelante.

“Lo que importa no es lo que la vida te hace, sino lo que tú haces con lo que la vida te hace”.EDGAR JACKSON.