Entre el desierto de la agonía y de la soledad,
el arrullo de un consuelo perdido se oye…
La arena se mezcla con el viento hervido,
y entre lo más profundo del eco, se escucha
el cantar de una melancolía…
El desastre crece sin barrera que lo oculte,
y el mal se viste de luz carmesí como el ocaso…
El mundo se va por migajas,
y el engaño, se hace más vistoso hacia lo invisible del yermo…
Nadie depara en el vacío,
así como nadie puede ver el dolor que un alma ha dejado en lo profundo de su historia…
Eres presa de lo fascinante,
cuando te dejas caer en el sueño de tus propios deseos oscuros…
así como cuando dejas entrar a los humos de tu inconsistencia,
para que solo te ahorquen dentro de tu propio cuerpo.
Y es que, a simple vista, todo parece tan extraño por lo increíble que luce;
tanto que ni siquiera te detienes a pensar por un segundo, si todo lo que ves, en realidad,
debe ser correcto
Porque, al fin y al cabo, nadie en este mundo te cree
no si ellos mismos, no lo han vivido primero entre sus propias carnes…
Y aunque las miserias de unos pensamientos llenos de opresión aún persigan a muchas personas dentro de este mundo,
la libertad de sentirse uno mismo, es el castigo, en el cual me temo, he decidido dejarme caer…
Creo que solo así podré
sentir que puedo ser yo misma,
y que mi voz en realidad existe,
y que puede ser escuchada,
aunque el tiempo no pare de avanzar…
Porque, aunque ya no quiera vivir, y mi corazón tampoco lo quiera hacer…
es inevitable que este mal sabor que la vida ofrece, se desvanezca,
para así dejar de matar a más gente
con el problema tan desesperante que resulta ser la depresión…
Escrito por Isabel Chávez
Psicología / Desarrollo Personal / RRHH
22 años de experiencia profesional como Psicóloga
10 años como colaboradora en Radio Rioja
10 años escribiendo en Diario La Rioja
Domingo a domingo acercando la Psicología a la Sociedad
Mi web Escuela GanasdeVivir
vanesa@escuelaganasdevivir.com