Un conflicto es una lucha entre dos o más partes. En nuestra vida, surgen miles de situaciones y de nosotros depende el hecho de solventarlas de forma adecuada. En líneas generales, hay varias formas de afrontar un conflicto: pasiva, asertiva y agresiva.
El conflicto no tiene por qué tener consecuencias negativas, dado que podemos aprender de cada situación y extraer un nuevo recurso para posteriores conflictos.
A la hora de resolver el conflicto, debemos hacernos varias preguntas:
¿Cuál es el problema? ¿Quién está involucrado en el problema?¿Qué información tenemos sobre el tema? ¿Qué alternativas existen?
¿Cuál es nuestra actitud ante el conflicto?
¿Ha sido una elección correcta?
Cuando analizamos las ventajas de solucionar un conflicto y sacar la parte positiva del mismo, nos damos cuenta de que los conflictos forman parte de nuestra vida y como tales, debemos asumirlos y afrontarlos de la forma más constructiva posible.
Conocer más a la otra persona, conocer nuestros límites, asumir nuestra responsabilidad o la satisfacción de haber solucionado el problema de una forma asertiva, son algunas de las ventajas.
Como ya hablamos hace unos días en el Blog, la Asertividad es la forma más correcta de solventar cualquier problema, dado que comunicamos nuestra opinión y sentimiento, desde una fórmula de respeto y coherencia.
Siempre “se aprende” de todo el mundo, por lo que, te animo a ver cada situación como algo positivo, no juzgues gratuitamente y mide tus palabras.
“Hablando se entiende la gente”
Dialoga, respeta y asume el protagonismo de tu vida.
@GanasdeAprender