“Sentir, fluir y dejarse llevar”, son algunas de las nociones adquiridas en el taller de improvisación teatral.
Todo un placer compartir escenas con personas diferentes, que te demuestran que “todos somos valiosos y tenemos mucho que aportar”.
La improvisación teatral estimula nuestra creatividad a nivel corporal y mental.
A través de cada juego, hemos aprendido a conectar con el momento presente y a descubrir lo necesario que es concentrarse en cada situación, de cara a disfrutar más de nuestras vidas.
Lo que más me ha gustado, es el enfoque positivo de la improvisación y que los “peros” deben desaparecer de nuestros diálogos.
Cada escena, abre nuestra mente y nos hace repensar muchas situaciones cotidianas.
Se generan espacios físicos y psíquicos, pero ésto no es fácil, dado que debemos entrenar para adquirir herramientas y así poder utilizarlas en diferentes situaciones de nuestra vida cotidiana.
Ser más ágiles mentalmente y poder conocernos mejor a nosotros mismos, son algunas de las ventajas de realizar actividades de improvisación teatral.
“La improvisación teatral consigue conectar con nuestras emociones”.