“Un buen día tocas fondo; llegas a una situación límite y ahí empieza la revolución personal”. Walter Riso.
La resiliencia es la capacidad de hacer frente a las adversidades de la vida, transformar el dolor en fuerza motora para superarse y salir fortalecido de ellas.
Las personas resilientes comprenden que son los arquitectos de su propia alegría y de su propio destino.
Debemos aprender de los mejores, dado que son personas que han superado situaciones muy complicadas y han sabido extraer aprendizajes tras dichas situaciones. Son optimistas y mantienen los pies en la tierra.
Se rodean de personas, pareja, familia, amigos, que constituyen una red de apoyo imprescindible, con las que es capaz de liberarse de la carga emocional.
Están motivadas y buscan siempre nuevos proyectos y retos. Tienen mentes planificadoras y reflexivas, buscando maneras de cambiar, mejorar y afrontar cada situación que se le presenta.
Siempre relativizan los problemas o situaciones para así afrontar el estrés negativo y superarlo.
Hay gente admirable que en su día la fatalidad golpeó sus vidas pero lejos de hundirse, ellos salieron fortalecidos del trauma vivido.
Cualquier situación traumática sirve como prueba de fuego y ahí es donde podemos crecer ante la diversidad, descubrimos capacidades desconocidas y nos sentimos más seguros para enfrentarnos a otras experiencias.
Descubrimos lo importante que es la vida y sacamos la parte positiva de una situación extrema vivida, algo que no es fácil.
Día a día podemos poner humor, alta autoestima, empatía, competencia cognitiva, atención, concentración y comprensión de las situaciones, y así acercarnos a la resiliencia.