Me he decidido a acabar esta semana Mis Esenciales y así ya cerrar carpeta. Comencemos con el título de los 6, ya definitivos: 1º) Quién soy yo; 2º) El inconsciente me dirige; 3º) El destino es el camino; 4º) Qué es para mí el crecimiento; 5º) Las redes me tejen; 6º) Cómo avanzar en nuestro desarrollo.
Casi seguro que un futuro próximo los modifique pero estos seis epígrafes han supuesto el primer intento por mi parte de sintetizar las claves que uno ha de tener en cuenta cuando se embarca en un viaje de auto-conocimiento. Y la de hoy concluye la serie con unas orientaciones pragmáticas acerca de qué he de hacer en concreto si hay un anhelo en mí de crecer.
Se requieren en mi opinión 3 cosas: 1) Unos poquitos conocimientos (cómo funciona la mente y los sistemas, cómo meditar, cómo escuchar el cuerpo…); 2) Espacios de calma-conexión, de exploración y elaboración, y de reflexión introspectiva y sistémica; 3) Un otro que nos ayude a ver (puntos ciegos; lo que nos da miedo etc.) y a sanar viejas heridas. Puede ser diferentes personas que nos vamos encontrando por la vida y/o un profesional, maestro o mentor.
Aclaro un poco esta clasificación artificiosa que he señalado sobre los “espacios” (artificiosa porque en la práctica se entremezclan y sólo los he dividido a efectos didácticos). Los de “calma-conexión” se refieren tanto a la práctica de meditación diaria (10 minutos, por ejemplo, por las mañanas de observar la respiración), como a acudir periódicamente a aquelos lugares o actividades que nos abren el corazón y nos calman (caminar por la naturaleza, el mar, dibujar en un parque…).
Los de “exploración y elaboración” son los que nos llevan a des-cubrir cosas en nosotros mismos. Incluyen a) los talleres y cursos a los que uno puede apuntarse de desarrollo personal o profesional; y b) los “trabajitos” que uno hace por su cuenta, movido por algo que lee (ejemplo: un libro para desarrollar la creatividad) o por alguna circunstancia que le empuja fuera de su zona de confort (ya sea un nuevo empleo o un viaje que le lleva a descubrir capacidades y aspectos de sí mismo que desconocía, ya sea una enfermedad o muerte cercana que rompe nuestro vivir rutinario).
Aquí se incluyen, también por supuesto, los procesos de psicoterapia (que no son más que realizar un tramo de este camino con un acompañante experto, independientemente de que se parta de un problema grave o del simple anhelo de explorar). Y son importantes las dos palabras, “exploración” y “elaboración” , puesto que una es “abrir” (ver, descubrir) y la otra “integrar” (que es lo que suele faltar en estas personas que se dedican a hacer talleres y más talleres, de lo más catártico, pero su día a día sigue igual).
Por último, tenemos los espacios de “reflexión introspectiva y sistémica”, y un caso concreto muy clarito, para ver lo que son, lo encontramos en las reuniones de supervisión profesional. A nivel personal son igualmente importantes pues es esencial pararse de vez en cuando a pensar qué estoy haciendo, hacia dónde me lleva y cómo puedo modificar el rumbo. El acercarnos a comprender lo que pasa (tanto en mi interior como en el grupo en el que me encuentro –ya sea en la empresa o en la familia) provoca incertidumbre pero a la vez nos lleva a nuevas actuaciones de más calidad ética y a crecer individual y colectivamente.
Como muchos estaréis pensando ahora, el reto del camino interior es ¡organizarse la agenda! Ir tras cualquier anhelo (y éste es, en mi opinión el más profundo y compartido de todos) requiere disciplina. Disciplina que es esencial entender que no es exigencia: disciplina es, estando sola en casa, coger a mi bebe para alimentarlo aunque tenga un dolor de cabeza que me muero; exigencia es tener que hacerlo yo (porque es “mi deber”), estando mi pareja al lado. Los monjes budistas se levantan a las 5 de la mañana a meditar (disciplina) pero no se exigen ningún resultado (que la cosa sea como uno quiere o planifica o se propone). Pues navegantes, los viajes interiores también requieren de esto… o al menos los de la mayoría. Aunque quizá podamos sustituir la palabra “disciplina” por “compromiso”, que nos suena mejor a la mayoría, compromiso con uno mismo y lo que anhela su corazón.
Las palabras viaje, camino, travesía etc para denominar estos procesos no son casuales. Las analogías con los viajes exteriores son múltiples y profundas. Y tanto unos como otros son apasionantes a la vez que difíciles. Todo aquel que sale de su zona de confort para crecer es un valiente. Nunca lo olvidéis. Hasta la próxima, navegantes!
***Mercedes García-Laso, tu psicólogo en Logroño, FB, Tw y Ln | Encuentra el tema que te interesa en índice de todos los Minimapas para Tormentas***
Nota: a mí me ayuda a veces pensar en la exigencia como una “Srta Rottenmeier” y en la disciplina como un pequeño monje budista sonriente, amoroso y danzarín.