Nikko, al norte de Tokyo, fue nuestro destino elegido para estrenar el Rail Pass. Si coges el Sinkansen (tren bala) que solo para en Utsunomiya tardas poco más de una hora, si no, hora y media. Sin duda es una de las excursiones imprescindibles para hacer si estás alojado en Tokyo, ya que se trata una de las principales atracciones de Japón.
En la estación de Nikko hay una oficina de información en la que (con un inglés justito) te explican todo lo que hay que ver, que no es poco. Hay autobuses que unen algunos de los principales puntos de interés por 190 yenes pero si te sientes con fuerzas para caminar mucho, merece relamente la pena hacer los recorridos andando para disfrutar al máximo del paisaje natural, los templos rodeados de musgo, las vistas, el río, los faroles de piedra, los santuarios misteriosos…
El puente rojo sagrado o Shin-Kyo recibe al visitante antes de acceder a la zona de templos
Siguiendo el mapa, es imposible perderse los templos más impresionantes de esta localidad, como Rinno-Ji, Tosho-Gu, FutarasanJinja, Taiyuin-Byo… En éste último descansa el nieto de Ieyasu y la subida es bastante larga y elevada, pero la hacen incluso los niños de las gorras amarillas, así que es soportable.
Si vas los fines de semana es probable que te encuentres demasiada gente, ya que es uno de los lugares más visitados de Japón, pero si vas entre semana, seguramente te pasearás junto montones de excursiones de colegios. Todos con sus gorritos amarillos:
Para terminar el día visitamos una de las cosas que habíamos dejado para el final y que fue el contraste perfecto tras un día entre templos y naturaleza: El Sky Tree, la torre más alta del mundo (sin considerar edificios). Es la estructura artificial más alta en Japón desde 2010, con una altura de 634 metros. Es caro pero impresionante, y arriba puedes pasar todo el tiempo que te apetezca. De hecho, dan ganas de estar horas y horas. Lo mejor es ir un buen rato antes de que anochezca, ya que suele haber bastante cola, y así ver atardecer desde arriba. También se pueden comprar las entradas por anticipado.
Aunque fue un palizón de día, es una gozada poder disfrutar de un lugar tradicional y con historia como Nikko y en el mismo día alucinar con la inmensidad de la ciudad de Tokyo vista desde una altura de 634 metros. Una despedida perfecta de Tokyo.
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