Les voy a contar lo que me pasó ayer porque no salgo de mi asombro después de lo que he escuchado en estos últimos días. Me encuentro con un amigo y le pregunto por la vendimia.
– ¿Qué tal?, le digo.
– Ya he acabado, contesta. Buen tiempo y buena uva.
– ¿Sí?
–Sí. Buen grado, buen ph, bien de acidez, buena sanidad… Ya sabes que ahora las bodegas lo miran todo. Si la uva es mala, no da ni para gastos. Me paso el año que si espergura, desnieta, deshoja, quita uva verde… Y luego con el refráctometro en la mano, el peachímetro, muestreos… Un sinvivir.
– ¡Qué me dices! ¡No te creo! Si he escuchado a un tal Ramiro decir que al sur del Ebro vas a la bodega, descargas y ya está, que vale todo, bueno, malo y regular, que aquí lo que prima es la cantidad ¡Venga kilos y kilos! Asombrado me dejas. Es más, tal y como se explica parece que lo de la calidad de la uva es un invento suyo y de su cuadrilla. Vamos que como ellos no cuida el majuelo nadie. Y_si quieres buen vino, en su casa.
– No me digas. Yo soy agricultor, no político y sé cómo mi uva. De la de los demás no hablo. Y_menos sin saber. Pero vamos si Ramiro dice eso… Por cierto éste Ramiro, ¿dónde tiene las viñas?
– No sé. ¡A ver si no va a tener! Me han dicho que es político.
– Bastante hemos hablado.