La cara de la felicidad
Ya avisé: no hacía abdominales desde el siglo pasado. Literalmente. Así he mantenido ‘en forma’ (pero de otro tipo, de la insana) esta cinturita que me acompaña y que pretendo dejar atrás en este ‘Objetivo 25 kilos‘.
En este proceso de activación del cuerpo dirigido por Roberto Molina estaba claro que, más pronto que tarde, los ejercicios de abdominales tenían que entrar en liza. En este nuevo circuito que me enseñó el pasado lunes Roberto hay dos postas que me van a castigar por los descuidos pasados. Intentaré superarlos día a día con la mayor dignidad posible. A estas alturas del reto, no puedo aspirar a más… Quizás dentro de unos meses la cosa cambie a mejor. Eso espero.
Mientras tanto, mi cara cada vez que tengo que apretar la zona abdominal es la de la imagen que acompaña a este texto. Aunque parezca mentira, es mi cara de la felicidad. Porque sé que este esfuerzo tiene un fin; porque, cuanto antes comience a trabajar y despertar mi cuerpo dormido, antes empezaré a acercarme a la meta de adquirir unos hábitos deportivos saludables; porque no todo pueden ser sonrisas y estas caras nada impostadas demuestran que hay un trabajo detrás.
Como decía la severa profesora de danza Lydia Grant: “Buscáis la fama, pero la fama cuesta y aquí es donde vais a empezar a pagar. Con sudor”. Yo la fama no la busco, pero sí un objetivo que va a costar y, desde luego, lo estoy pagando con sudor… con mucho sudor. Pero sarna con gusto no pica.
El miércoles fue un mal día. Quizás el peor desde que comencé con la preparación física. Como es habitual, llegué temprano al Centro de Fisioterapia y Medicina Deportiva Las Gaunas, con la intención de seguir sumando una nueva sesión a mis espaldas. Pero cada ejercicio del circuito me costaba más de lo normal (que ya es mucho) y las pulsaciones se me disparaban sin que mi cuerpo fuera capaz de recuperar bien tras cada esfuerzo. Después, en la Alter G, tampoco era capaz de aguantar a un ritmo decente sin que me pusiera por encima de las 150 pulsaciones por minuto y las piernas las notaba pesadas, muy pesadas. Nueva lección: Roberto me explicó que podía ser la respuesta del cuerpo al cansancio acumulado y limitó mi carrera a 20 minutos, en lugar de los 30 habituales. Entrenamiento malo, entrenamiento pasado.
Llegué a casa muy cansado y hasta enfadado conmigo mismo. Después, pasé un mal día, con mal cuerpo. Llegué a pensar si estaba incubando algo con las mezclas explosivas de calores y aires acondicionados habituales por estas fechas.
Las agujetas me acompañaron el jueves y me recordaron que estoy todavía hecho unos zorros y que mi cuerpo sigue espabilando a base de desperezar músculos atrofiados por el desuso.
El viernes tocaba nueva sesión y tenía ciertas dudas de cómo respondería… y fue muy bien. Esta vez, en manos de Germán Lleyda, comencé el nuevo circuito y me encontré mejor. La carrera también fue bien. Después del mal miércoles, verme otra vez mejor me animó bastante como cierre de los entrenamientos semanales.
Por cierto, aquí os podéis descargar el segundo circuito.
Y sin dar tregua llega otro lunes. Nueva sesión y confío en que vaya bien.
El martes, nueva cita con Paula Fernández en Nutrium para ver si he avanzado algo en el Objetivo 25 kilos. Ya va pasando el tiempo y la que comienza es ya la cuarta semana del reto. Y seguimos dando pasitos en un camino largo en el que todavía no me he encontrado con grandes piedras que esquivar. Llegarán, pero eso será otra historia y, cuando aparezcan, habrá que buscar las soluciones para que no me desvíen del sendero correcto.