MI LEY, MI TRABAJO Y YO
Hace un mes despedí a mi cenicero. Fue un adiós sin explicaciones ni finiquito. Me miró con rencor desde su ojo de cristal. Como restregándome los servicios prestados durante tanto tiempo. El mechero sigue en plantilla. Aunque ya no es lo que era. Ahora trabaja en jornada reducida. Se enciende media docena de veces por […]