Éste es para mí el tema prioritario en el desarrollo humano. Por eso quiero comenzar a esbozar mini-mapas al respecto (explícitos, me refiero, pues es ya premisa en todo lo que escribo). Pero a la vez, esto me paraliza. Con lo cual este primer post me lo tomaré como intento tomarme la vida… es decir, siguiendo la frasecilla: el camino es el destino… Allá vamos, entonces!
La ciencia, la filosofía, las tradiciones espirituales, los personajes más influyentes de todos los campos… desde los lugares más variopintos nos interpelan “¡aprende a escucharte!”.
Y es que ¿de qué sirve tantísima información que tenemos disponible si uno no sabe cuándo se está dañando una rodilla por forzarla demasiado; o qué emoción está sintiendo; o qué desea realmente; o si no puede escuchar su intuición y seguir su corazón, como sugería Steve Jobs en la Universidad de Stanford; o si tiene la creatividad totalmente anestesiada; o si no escucha lo que interiormente le impide avanzar? Simplemente plantéate, ahora por ejemplo, la pregunta “¿qué necesito en este momento?” y observa el resultado.
La sociedad en la que vivimos nos ha hecho olvidar cómo escuchar a cuerpo, corazón e intuición… y con sus prisas y sus modelos e ideales, nos arrastra sin darnos cuenta a ser ovejas de los diferentes rebaños existentes. Así que si queremos vivir realmente, y no simplemente pasar por la vida soñando vivir, hemos de ir des-cubriendo nuestra sabiduría interior.
No es un proceso nada fácil porque sólo comenzando a escucharnos, empezaremos a ver todos los filtros que distorsionan nuestra percepción. Y así, poco a poco, en un proceso de retro-alimentación positiva (me escucho → me conozco mejor → me escucho mejor → me conozco mejor → etc) iremos aprendiendo la maestría de leer nuestra brújula interior. Además este camino requiere casi siempre ayuda externa para explorar los filtros en nuestros puntos ciegos… pero el avanzar por él permite aclarar y ampliar la capacidad de percibirse a sí mismo, al otro y al mundo; y así conectar con el impulso de la vida.
Hay muchos tipos de escucha y multitud de maneras de trabajarla (con el silencio, la respiración, la lentitud, el cuerpo, lo que proyectamos en otros, los globos sonda de pensamientos y emociones, el arte, los sueños, preguntas tipo “socráticas” y de discernimiento, ejercicios gestálticos, la naturaleza…). Pero hoy quiero acabar con unas pistillas para acercarnos al tipo de escucha más profundo, a lo que algunos llaman Voz Interior con mayúscula:
Ella habla sutilmente, silenciosamente… en los movimientos más íntimos de nuestra voluntad y anhelos más hondos; donde algo nos conmueve profundamente; ahí donde hay vigor e inspiración serena; o cuando algo nos descoloca completamente a la vez que nos conecta con nuestro centro o con algo mucho sólido que nosotros mismos; también nos susurra donde intuitivamente nos resuenan determinadas palabras, incluso si no las acabamos de entender, y esa intuición nos orienta a una dirección nueva y vivificadora; en nuestro pensamiento, con ideas e imágenes flexibles y temporales, siempre que dejemos espacio, que nos retiremos a un lado, y nos comprometamos con el camino de la escucha; también aparece en la sorpresa; en el silencio, la calma… o en la ducha;)
Te atreves a empezar a escucharte?
***Mercedes García-Laso, tu psicólogo en Logroño, FB, Tw y Ln | Encuentra el tema que te interesa en índice de todos los Minimapas para Tormentas***