Camiguin pertenece, al igual que Siargao, a Mindanao y está a 12 kilómetros de su costa, al sur de Bohol y al oeste de Siquijor. Es una zona a la que el turismo no ha llegado todavía en masa, aunque tiene pinta de que la cosa está empezando a cambiar, ya que se está poniendo muy de moda. Y no me extraña. Es una isla pequeña, volcánica, mágica, verde, llena de atractivos y con una paz indescriptible. Lo único que necesitas allí es un bañador, tus gafas de buceo y una moto. Bueno, casi como en el resto de Filipinas.
Cómo llegar a Camiguín desde Bohol
Para llegar desde Bohol tienes que ir hasta el puerto de Jagna, hasta donde nosotros llegamos en autobús. Los buses tienen tres asientos por lado y no cuentan con maletero, así que fuimos bastante apretados, pero viene bien para hacer amistad con el resto de pasajeros. Siempre hay alguno que te cuenta que se sabe una canción de Julio Iglesias o que conoce alguna palabra en español de cuando estudió en el colegio. Son muy amables y amistosos y les encanta saber cosas de los turistas.
El trayecto dura unas dos horas y media y cuesta dos euros. También puedes contratar un coche con conductor, que viene a costar unos 40 euros desde Alona Beach. Una vez en el puerto, esperamos un buen rato y subimos a nuestro ferry. Los billetes los habíamos comprado por internet. Los ferris entre Bohol y Camiguín salen cada día a las 13:00 y el billete cuesta 425 pesos (7 euros), y el viaje dura 3 horas.
Qué ver en Camiguín
En cuanto te bajas del barco, te asaltan los conductores de tuctuc y los que quieren alquilarte de una moto. Y no merece la pena buscar mucho, ya que casi todos ofrecen lo mismo. Nosotros pagamos unos 150 pesos por el tuctuc al hotel y unos 900 por la moto, aunque se puede conseguir más barata.
En cuanto te pones a recorrer la isla te encuentras vistas espectaculares en cada curva.
Senderismo por volcanes, piscinas naturales, enormes cascadas, buceo, esnórquel… Nosotros estuvimos tres días y creo que es suficiente para recorrerla y ver Katibawasan Falls, The Walkaway Old Volcano, Sunken Cemetery y Ardent Hot Springs, Tuasan Falls, Niño Cold Spring, Blue Lagoon (una maravilla para hacer snorkel), Moro Tower y Giant Clams Sanctuary, además de pasar una tarde en White Island. Todo esto, y alguna otra playa o mirador precioso que nos encontramos.
Como he dicho, la isla es pequeña y las carreteras están muy bien, así que es muy fácil recorrerla. Aquí va un resumen de algunas de las cosas que vimos:
Walkaway to the Old Volcano and Stations of the Cross: La subida es sencilla, pero ojo con el calor. Por el camino te vas encontrando pasos tipo Semana Santa, pero pintados de colores fuertes y las vistas al final merecen mucho la pena. Se trata de un recorrido por las faldas del Mt. Vulcan hasta llegar a una panorámica preciosa de la isla, su vegetación y el Sunken Cemetery (la cruz blanca que se ve en la foto en mitad del agua cerca de la costa).
Sunken cementery: Fue uno de nuestros primeros contactos con la isla y nos quedamos maravillados . Es uno de los mejores lugares para hacer esnórkel, pero no puedes hacerlo solo. Hay un edificio al otro lado de la carretera donde coges el guía, pagas y dejas tus cosas. Se trata de un antiguo cementerio que se hundió debido a las erupciones de los volcanes entre 1870 y 1948. Antes debían verse tumbas, ahora solo se ve una gran cruz rodeada de coral y peces. Es precioso.
Blue Lagoon: Es absolutamente espectacular. Seguramente la mejor zona de esnórkel de la isla. Tendrás que pagar 100 pesos de tasas para hacer esnórkel y puedes contratar un guía por 250, aunque no es obligatorio y la verdad es que no hace falta. Te tiras al agua, giras a la izquierda… y hasta que te canses.
Giant Clam Sanctuary: Sinceramente, pensaba que iba a ser una sosada, pero me encantó. Y eso que el día no estaba muy agradable, porque chispeaba y había viento. Está localizado al sureste de la isla, en Cantaan y es un lugar muy especial. Se trata de un vivero de almejas en el que primero te explican (unas niñas) cómo se crían las almejas y te enseñan el proceso. Luego haces el esnórkel (obligatorio con guía) y vas viendo las almejas en diferentes tamaños. Son preciosas. He leído que ahora (2019) está cerrado, así que mejor preguntar antes.
Cascadas: Tienes para elegir. Para llegar a algunas de ellas hay que hacer bastantes kilómetros, pero como las vistas son una maravilla… no importa. Katibawasan Falls, Binanwagan Falls, Tuasan Falls… a elegir. E incluso las Hibok Hibok Ardent Hot Springs, piscinas naturales de diferentes temperaturas que manan del volcán Hibok Hibok. Después de eso ya sólo podrás tomarte una cerveza y relajarte (más todavía).
Momento ‘Camiguín patrocinado por San Miguel’. Lo más turístico que encontrarás en toda la isla.
White Island: Un imprescindible de la isla. Es una enorme y preciosa lengua de arena desde la que, además de tumbarte y disfrutar, podrás ver una magnífica vista de Camiguín. Para llegar tienes que acercarte hasta Agoho y por unos 450 pesos contratar la bangka que te lleva. Puedes estar allí el tiempo que quieras, solo tienes que acordar la hora de vuelta. Lo mejor, ir a primera o última hora. No hay ni gota de sombra, así que ojito.
Y unos últimos consejillos: Nunca olvides la crema de sol (obvio en Filipinas), el tubo y las gafas ni te limites a la carretera que rodea la isla. Las carreteras interiores también son espectaculares. Recuerda que por toda la isla tienes pequeños puestos en los que comprar agua, fruta y un poco de todo. Y vete sin prisa, casi cualquier rincón te permite parar a disfrutar de un fascinante atardecer.
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