Mondongo era antes un tipo serio, adusto como un plato de arroz hervido. Caminaba por el poblado hosco y altivo, sin cruzar palabra con nadie, severamente armado con su lanza y su escudo. Es cierto que solía ir casi desnudo, con las tetas pintadas de blanco y con un pincho que le atravesaba las pelotas, […]
Nadie pisa las calles de Logroño como Eduardo Gómez. Por su rincón pasa la vida diaria de los bares y restaurantes de la ciudad, con la mirada de un personaje único.